Mi Abuelo fue marinero,
Mi Padre debió haber sido…
Pero impidió su destino
Cruel futuro sardinero.
Ya en América, tornero.
No obstante duro camino
Que, sin jamás ser zaborrero
Y con carácter numantino,
Forzó a trashumar primero.
Yo vengo a ser “el noveno”…
Aunque, allende el mar nacido,
Con poner pie en un navío
Ya vomito el apellido.
Sin embargo añoro el mar
Y me adentro sin temores
Oteando horizonte al ras,
Con redes, boyas y arpones…
Por mandato cosanguíneo
De marinos y pescadores
Curtiéndose en bravos mares;
Trasegando entre sus sales
Más de ocho generaciones.
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